Reunión anual del año 2009
En la plaza de Zocodover empezó la primera clase:
- del conjunto de palabras: “suq al-dawwar”
Suq (en andalusí, assúq) < “calle” Dawwar > cast. aduar “pequeña población, formada por tiendas y cabañas”
- o de la expresión: “suk-al-dawab”
mercado de reses y utensilios
Sea cual sea el origen, los dos nos indican lo mismo, que su origen es árabe, el nombre que llega hasta nosotros pertenece a la castellanización del nombre árabe, y lo más importante que es un nombre de calle descriptivo, ya que nos dice que dicha calle, era el antiguo mercadillo, debía ser el antiguo “zoco árabe” del pueblo.
Es decir, sabemos que allí estaba el antiguo mercadillo o la tienda del pueblo, pero enredemos un poco más, a modo de curiosidad, saben ustedes, ¿en que ciudad de España, una de sus calles principales (en esta ocasión una plaza), se llama plaza Zocodover?
" ... Tiempos eran aquellos de descubrimientos y guerras para los hombres, de soledades y lágrimas de ausencia para las mujeres. Italia, Flandes y las Indias, eran lugares donde se cubría de gloria una juventud, escribiendo historia y dibujando continentes con el filo de sus aceros toledanos.En tanto, las mujeres, sin comprender del todo las empresas en que se empeñan sus esposos, hijos o prometidos, dedicaban muchas horas al rezo por los que en remotos e ignorados paisajes hacían de su fe acicate para sus conquistas.Entre las toledanas de entonces no era, en verdad, quien menos oraciones elevaba a su Dios, la joven doña Soledad de Vargas, hermosa doncella de noble familia y corazón lleno de ilusiones, o por mejor decir, con una grandísima ilusión, dulce y torturante a la par, en su alma ingenua y sencilla. Doña Sol estaba enamorada. El duendecillo alado había disparado su perfumada saeta aquel día cuando, apenas cumplidos los diecisiete años, tuvo la valentía de cortar la más linda rosa que adornaba su balcón y arrojarla al jinete, curtido de vientos y pólvoras extrañas, que al mando de su mesnada de bigotudos soldados de los tercios, había hecho caracolear su corcel, mientras con los ojos y los labios la dedicaba el más delicado requiebro. Era él don García de Ocaña, alférez el más querido por su valor y arrojo del ya famoso extremeño don Pedro de Valdivia; sus proezas en Flandes le proporcionaron fama de ser uno de los mejores capitanes de aquellos tercios, y aún el mismo Valdivia en varias ocasiones habíale abrazado con lágrimas en los ojos, emocionado por su valentía. Pocos días después de prometerse los dos jóvenes solemnemente ante Nuestra Señora la Virgen María del Sagrario, don García hubo de partir para lejanas tierras en pos del de Valdivia; las Indias, con sus fabulosas fantasías y realidades, los llamaba para la supuesta gloria de España. Doña Sol quedó triste en su soledad, recordando con nostalgia las escenas en que el amor, había transformado su alma de niña en alma de mujer. Mas no era pesimista; guardaba en su corazón dos promesas: la de que él la amaría siempre y la de que regresaría pronto. Candorosa, no sabía que en amor las promesas son pavesas que apaga la distancia y aventa el tiempo. Y la distancia se interpuso y el tiempo transcurrió monótono. Pero doña Sol confiaba y sabía esperar. Largos ratos dedicados a la oración en su capilla particular acrecentaba su esperanza. Mas pasaron muchos meses y nunca tuvo noticias. Verdad es que las comunicaciones con ultramar no eran entonces muy rápidas, pero, ¿acaso no sería ya mucha la tardanza? Pensó un día doña Sol que sus oraciones no eran eficaces, sin duda, por exigirle poco sacrificio, ya que no le era menester salir de casa para ante su altarcito, siempre exuberante de flores, postrarse a pedir por el que lejos de ella estaba. Así, pues, aquella noche sigilosamente salió por una puertecilla excusada, acompañada tan solo de doña Mencía, dueña gruñona, como soltera vieja que era, y de un fiel escudero, portador del indispensable farol y una larguísima tizona bajo la capa...."
¡ Dios, hacía años, que no visitaba ese lugar !. Parecióme en algún momento que era un escolar atendiendo obedientemente las instrucciones de la "seño Teo ",
A continuación entramos esa parte de Toledo llena de conventos y "cobertizos", hasta llegar a la plaza de Santo Domingo el Real, admirando a derecha e izquierda la altura de las construcciones, la estrechez de las calles, la frescura de las mismas, los claroscuros de los rincones, el intrincado zigzag peatonal que hay, etc.....
Desde estos encantadores rincones, empezamos la segunda lección, ahora tocaba subir y subir. Desde el edificio de la Diputación Provincial, a la Plaza de Santo Domingo, luego a la Plaza de Padilla, luego a la Plaza de San Román y finalmente a la plaza del Ayuntamiento.
Ahí las fuerzas iban algo mermadas, aunque la charla seguía animada.
Rodeamos la catedral por la Calle del Cardenal y la Cuesta de Cisneros, para visitar otro rincón que me había pasado desapercibido hasta ese momento: La Calle del Locum, es decir la calle del lugar, del lugar de ......
"... En Toledo, en el siglo XVIII, los sacerdotes catedralicios dedicaban una calle cercana a las necesidades físicas mediante baños privados en las largas reuniones eclesiásticas. Este lugar se conoce con el nombre de Calle del Locum, o lugar en castellano. El servicio está fuera de la vivienda... "
Allí cerca entramos en un bar a reparar fuerzas, unos pinchos, una cerveza, una "carcamusa", enfín algo de reparación de fuerzas, algo de descanso y charla y planes de organización para la comida.
La comida. Un lugar inigualable con unas vistas extraordinarias. Una mesa redonda. Un tiempo de relax y charla para recordar a todos los que no estaban. Unos momentos para preguntar qué hay de nuevo o qué ha habido de nuevo en el último año, .... un brindis .....
¡¡¡ POR TODOS !!!.
El resto del día estuvo acompasado por unos paseos apacibles desde el otro lado del río, para poder conservar en nuestras retinas unas vistas panorámicas de la ciudad de Toledo, al atardecer.
En fin un día extraordinario.
Gracias Teo y Félix por vuestra organización, preparación y dedicación.
Gracias Aurora por seguir convocándonos año tras año. Somos conscientes y valoramos tu tesón y energía para seguir llamándonos al orden, en vez de a toque de campana, a toque de correo electrónico.
Gracias a todos los que acudisteis a la llamada.
Va por todos.
Hasta la próxima.
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